«The Ugly Papers», o de los horrendos consejos para ser bellas en la Época Victoriana

«The Ugly Papers», o de los horrendos consejos para ser bellas en la Época Victoriana

El libro de la Belleza de la Muerte

En la Inglaterra de 1870, hubo un libro que causó furor al convertirse en una guía llena de consejos para enseñar a las jovencitas de aquellos días en cómo convertirse en la estrella de los bailes. Como es sabido, una de las metas máximas a la que las debutantes aspiraban era la de encontrar un buen partido y casarse. Es así como ese libro, The Ugly Girl Papers de Harpers Bazar, se transformó en una herramienta útil para pasar de ser el patito feo a un encantador cisne.

El manual vaticinaba que cualquiera podía ligar a alguien en altar y seguía la siguiente filosofía: “No importa si eres feo lo único que necesitas son productos para arreglarte”. Fue tal el poder de convencimiento de The Ugly Girl Papers, que muchas mujeres se sometieron a un sinfín de tratamientos como purgas de sangre (desangramientos), ajustados corset, mascarillas hechas a base de arsénico y plomo o moldeadores de nariz que apretaban el cartílago hasta hacer suave al tacto de los dedos. Fue de esta forma que el manuscrito fue llamado el libro de la belleza victoriana con métodos para ser guapo que se desglosarán más adelante.

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Pálidas como la misma muerte, llenas de veneno hasta los huesos

En el libro se narran una serie de recetas y costumbres perturbadoras e interesantes a la par, unas tradiciones dedicadas a la belleza que desafiaban la lógica de cualquier persona que se preocupe más por su salud que por lucir bien para el mundo. Por ejemplo, uno de los símbolos que no sólo indicaba estatus sino también representaba el ideal de belleza era la piel blanca. Para lograr este cometido, se aconsejaba al lector sólo comer lo necesario para mantener el cuerpo con la energía mínima y a su vez pedían agregar a la dieta una mezcla de carbono de amonio y polvo de carbón.

Al realizar el ritual mencionado, se obtenía una tez tan blanca como la de un enfermo de tuberculosis (enfermedad recurrente en aquellos días). Como bien se sabe, en estado temprano la tuberculosis provoca en el enfermo fuertes toses que lo hacen expulsar sangre, lo que ocasiona que la persona luzca pálida y frágil, cualidades al parecer necesarias para una mujer casadera.

Otro de los artilugios más usados, para lucir radiante fue el rizador de cabello, como se imaginarán el aparato arcaico ocasionó más de un dolor de cabeza a las doncellas, quienes deseaban un cabello con hermosos bucles. Para poner el aparato a funcionar era necesario poner el cubo de metal al fuego y como no existía un regulador de calor, más de una guedeja terminó quemada.

Por su parte para lograr una mirada cautivante, agregaban gotas de belladona a los ojos, lo que traía efectos poco provechosos para la salud: inflamación, ceguera, irritación de intestinos y erupciones. A pesar que, hace muy buen tiempo, se conocían los efectos nocivos que traía está planta, nunca faltó en los tocadores ingleses.

«The Ugly Papers», o de los horrendos consejos para ser bellas en la Época Victoriana

 Un Corset apretado e ingesta de gusanos

Tener la figura ideal que luciera deseable y que se viera pequeña también tenía su propio rito para ser lograda, lo único que necesitaban eran píldoras con lombrices. Estos parásitos se instalaban en el estómago y se devoraban todo lo que la persona consumiera. Entre los síntomas que presentaban los que ingerían ese bicho, eran una pérdida descontrolada de nutrientes, dolores terribles de estómago y agotamiento.

Pero, así como era de peligroso consumirlo, era igual de peligroso expulsarlo. Al no contar con los medios para hacerlo de una forma sana se consumían barbitúricos que provocaban en la persona arcadas. No obstante, debido a que la persona había tenido por mucho tiempo en su interior la lombriz, estás podían llegar a crecer más de los dos metros provocando que la persona se ahogara al verse obstruida su tráquea.

Otra opción, igualmente descabellada, era pasar grandes periodos de ayuno y más adelante colgarse boca abajo así la tenia saldría a buscar comida y era ahí cuando podría ser desalojada del organismo.

«The Ugly Papers», o de los horrendos consejos para ser bellas en la Época Victoriana

Veneno, veneno y más veneno

Como se mencionó anteriormente, la piel era una de las partes que más cuidaban anteriormente, en el infame libro se encontraban varias secciones dedicadas a como realzar y preservar su esplendor. Ya conocemos que para darle ese tono pálido te decían que lo mejor era no comer, pero para alcanzar ese tono cenizo que al parecer te volvía más atrayente te daban un recetario propio de un envenenador profesional.

Era casi una obligación que si deseabas una piel blanca era necesario incluir en tus hábitos baños de arsénico y para sobresalir con un look natural no podía faltar el maquillaje, que constaba de productos hechos a base de ingredientes como el mercurio y el plomo, que aplicados en pequeñas cantidades podía causar demencia.

Y por último para librarse de los indeseables vellitos aplicaban cloruro de cal, un producto usado para el tratamiento textil y blanqueamiento del algodón.

Fuentes:

  1. https://worldturndupsidedown.blogspot.com.co/2010/05/ugly-papers-1870s-beauty-advice.html

Imágenes: 1: worldturndupsidedown.blogspot.com.co, 2: snapdeal.com, 3: girlsliterature.com.au

Bibliografía ►
El pensante.com (noviembre 28, 2017). «The Ugly Papers», o de los horrendos consejos para ser bellas en la Época Victoriana. Recuperado de https://elpensante.com/the-ugly-papers-o-de-los-horrendos-consejos-para-ser-bellas-en-la-epoca-victoriana/