June y Jennifer Gibbons: las gemelas silenciosas

June y Jennifer Gibbons: las gemelas silenciosas

Gemelos

Los gemelos siempre han sido un tema de interés para la parapsicología. Al provenir ambos de una misma célula (al contrario de los mellizos, que son básicamente hermanos que nacieron al tiempo) los gemelos suelen compartir una conexión mucho más profunda que la que pueden llegar a tener dos personas normales.

En algunas ocasiones esta conexión se refleja en sentimientos compartidos, sensaciones semejantes y muchas veces en un talento sobrenatural para saber cuándo el otro se encuentra en una situación peligrosa. Pero, como nos muestras las gemelas Gibbons, esta relación también puede tomar tintes oscuros.

Gibbons

Las gemelas Gibbons nacieron el 11 de abril de 1963 en Barbados, un país ubicado en medio de las Antillas en el Caribe. Pronto tuvieron que cambiar el paraíso caribeño por el norte de Gran Bretaña, pues su padre fue trasladado a Gales y decidió llevarse consigo a toda su familia… lo que probaría no ser la mejor de las ideas.

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Como queda en evidencia en la foto, las dos niñas eran bastante morenas, siendo descendientes de la población negra que caracteriza Barbados (y en general las islas antillanas). Los 1960’s eran tiempos más racistas que la actualidad, lo que aunado al hecho de que fueran las únicas muchachas de color del grupo causó que fueran discriminadas y segregadas del grupo.

Y así comenzaron a encontrar en la otra su único consuelo y su mayor tormento. Con el paso de los días se aislaban más y más, primero respondiendo con monosílabos  quienes las importunaban, luego dejando de responder del todo. Sólo se tenían la una a la otra, y sólo hablaban la una con la otra.

Idioma propio

De acuerdo con quienes las conocieron antes de que todo se volviera extremadamente raro, las gemelas hablaban en un tono agudo y a tal velocidad que a casi todo el mundo le resultaba complicado entenderlas. Ellas, por su parte, no tenían ningún problema en comprenderse, y en vista de las circunstancias comenzaron a desarrollar la sorprendente habilidad de comunicarse sin que nadie más entendiera qué estaban diciendo. Con el tiempo su idioma tomó formas propias sencillamente ininteligibles para el resto del mundo.

A sus 14 años el proceso estaba culminado. Las dos muchachas habían dejado de comunicarse con el mundo (solo hablaban esporádicamente con su hermana menor, Rose) y su idioma era una lengua propia (que nadie jamás pudo descifrar). Las gemelas habían comenzado a actuar en espejo, imitando una las acciones de la otra, a comportarse erráticamente y a realizar extraños rituales. 14 terapistas fracasaron en su intención de hacerlas comunicarse con otras personas o de que abandonaran sus recién adquiridas costumbres.

Los años de la separación

Tras los esfuerzos fallidos por hacerlas integrarse en el mundo, las muchachas comenzaron a desahogarse escribiendo historias pequeñas (que trataron, sin éxito, de popularizar) y realizando actos delictivos que llevaron a su encierro en un hogar psiquiátrico. Curiosamente, ninguna de las páginas que narra la biografía de las jóvenes parece saber con exactitud el momento en el que fueron internadas.

De este periodo nos llega, proveniente de sus diarios, una de las fuentes más valiosas para comprender la historia de las dos mujeres y su tóxica y dependiente relación. Pese a que no podían vivir la una sin la otra, parece ser que su relación no era de iguales, viviendo Jennifer (nacida 10 segundos después de su hermana) en una especie de “adulación-desprecio” constante para con su hermana. En este aspecto, el diario de June es bastante diciente:

Nadie es capaz de sufrir como yo, no con una hermana. Con un marido es posible; con una mujer, también; con un hijo, también; pero esta hermana mía es una sombra negra que me está robando la luz del sol. Ella es mi único tormento… Ella quiere que seamos iguales pero hay un brillo asesino en sus ojos. Dios mío, tengo miedo de ella. No es normal… alguien la está volviendo loca. Soy yo.

Viendo la situación, los miembros del hospital decidieron que era mejor para la salud de ambas separarlas y como tal las dos jóvenes fueron colocadas en cuartos independientes. Tras un periodo bastante largo en el que se convirtieron básicamente en autómatas (los cuidadores las encontraban constantemente sentadas en sus habitaciones, mirando hacia un punto fijo en la pared), las muchachas por fin comenzaron a socializar con otras personas y se pudo evidenciar una mejoría.

June y Jennifer Gibbons: las gemelas silenciosas

Las gemelas, poco antes de decidir su separación definitiva

Pero fue también en este periodo que comenzó a tomar fuerza en la mente de ambas que una de ellas debía irse para liberar definitivamente a la otra:

Nos hemos convertido en enemigos mortales en los ojos del otro. Podemos sentir los irritantes rayos mortales que salen de nuestro cuerpo, el escozor de la piel de la otra. Me digo a mí mismo si puedo deshacerme de mi propia sombra, ¿es posible o imposible? Sin mi sombra, ¿moriría? Sin mi sombra, ¿ganaría una vida? ¿Sería libre y me dejarán morir? Sin mi sombra, la que identifico con una cara de la miseria, de engaño y de asesinato.  

Liberación

En 1993 las dos gemelas se reunieron con Marjorie Wallace, periodista británica a la que debemos esta historia, y le confesaron que habían decidido que una de las dos había de morir. La otra estaría entonces libre, y podría poder la vida que las dos, juntas, jamás tendrían.

June y Jennifer Gibbons: las gemelas silenciosas

June Gibbons, luego de su liberación

Poco tiempo después Jennifer Gibbons fallecía a causa de una infección en el miocardio. Murió en el regazo de su hermana, descansando por fin de esa horrible cárcel en la que se había convertido su existencia… y liberando a su hermana en el proceso. Poco después June saldría de la clínica, convertida por fin en una mujer libre.

Al día de hoy, la muerte de Jennifer (tan conveniente a las circunstancias) sigue siendo un misterio, pues no se detectó ninguna sustancia anómala en su cuerpo ni algo que pudiese delatar un suicidio o un homicidio. Su lápida reza:

Una vez fuimos dos. Las dos fuimos uno. Nunca fuimos más de dos. Una a través de la vida. Descansa en paz.

Por su parte, su hermana comenzó entonces una vida ordinaria, y en 2008 vivía sola, cerca de sus padres y en una comunidad en la que era apreciada.

Imágenes: 1: the-line-up.com, 2: culturacolectiva.com, 3: dailymail.co.uk

Bibliografía ►
El pensante.com (enero 4, 2017). June y Jennifer Gibbons: las gemelas silenciosas. Recuperado de https://elpensante.com/june-y-jennifer-gibbons-las-gemelas-silenciosas/