Guillermo del Toro: entre la fantasía y el terror

Guillermo del Toro: entre la fantasía y el terror

Cuando nacemos en la época correcta

Si Guillermo del Toro, el famoso cineasta mexicano, hubiese nacido en la Edad Media, seguramente lo habrían quemado. Su clara pasión (o fetiche) de crear monstruos inimaginables que rayan con lo profano de su cultura religiosa, es actualmente su mayor triunfo.

Desde que era niño, su abuela lo torturaba porque este mexicano dibujaba monstruos satánicos. Su abuela creyendo que el diablo había poseído a este muchacho, lo exorcizaba o le fomentaba sus horribles creencias.

Muchas representaciones terroríficas mexicanas son propias de las imágenes recreadas por parte del catolicismo. Las imágenes de crucifixión son siempre viscerales, pero en el caso de la cultura tapatía, de donde es originario Del Toro, son más densas.

El catolicismo en Jalisco históricamente tiene unos lineamientos radicales, observables, claramente, en las sangrientas peregrinaciones que podemos ver mejor en el cuento “Talpa”, de Juan Rulfo.

Entonces toda esta red de creencias, hicieron de Guillermo, un niño silencioso y que expresaba en dibujos, cada vez más impresionantes, los monstruos que veía. En su película de terror “El espinazo del diablo”, vemos una clara alusión a sus recuerdos de niñez.

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Un pacto contra el tormento

Cuando la situación se volvió más preocupante, el pequeño Guillermo hizo un pacto con esos seres extraños que se le aparecían. Él prometió no dejar de dibujarlos, siempre y cuando lo dejaran en paz y no lo atormentaran.

Guillermo del Toro: entre la fantasía y el terror

Ahora bien, todos los libros en su casa, de anatomía y de arte, le hacían imaginar el peor de los escenarios, incluso se volvió una persona hipocondriaca, pero con un sentido del cuerpo anatómico, demasiado profundo. Así sus dibujos, cada vez, eran más peculiares y realistas.

Su nueva afición con el cine

Aunque su abuela podría ser uno de esos monstruos que tanto atormentaron a Guillermo, sus padres le despertaron el gusto por el arte. Su madre era actriz y su padre un hombre que le despertó el gusto por la fotografía y el video, tanto así que, a la edad de ocho años, Guillermo obtuvo de él una videograbadora.

Creció su gusto por el arte, por las historias narradas en video y desde pequeño hizo pequeños cortos que le volvieron un aficionado al cine. Su pasión de ver películas también creció y fue cuestión de tiempo para que supiera lo que haría de grande.

Al cumplir los 19 años ingresó al Centro de Investigación y Estudios Cinematográficos de la Universidad de Guadalajara, donde pudo alinear su pasión con la profesión de cineasta. Allí tuvo la oportunidad de grabar varios cortos y se graduó con honores por sus historias, altamente creativas.

Fue en su especialización en “Maquillaje y Efectos Especiales”, dónde encontró un gusto por la creación de personajes únicos.

Su maestro, Richard E. Smith, le enseñó los secretos del séptimo arte. Smith ya era reconocido por haber dado luz a los efectos y al maquillaje de El padrino y Taxi Driver, por lo que era considerado un ícono en todos los aspectos.

Guillermo del Toro: entre la fantasía y el terror

Necropsia, su empresa de efectos

Antes de convertirse en el monstruo cinematográfico, fundó con un amigo una empresa de efectos especiales para películas llamada Necropsia. Se hicieron muy reconocidos y participaron en los efectos de las famosas películas Mentiras piadosas y Cabeza de Vaca.

No duró mucho la empresa porque le hicieron un escandaloso robo en su taller. Sus equipos y varias de las cintas inéditas, fueron robados y destruidas. Eso le daría suficiente fuerza para empezar como director y dejar su empresa de efectos atrás.

El maestro del terror mexicano

Luego de 1984, Del Toro empezaba su proyecto maestro que saldría a la luz hasta 1993. Cronos fue considerada en su momento la mejor película de terror mexicana y se ganó un premio en Cannes, lo que daría a nuestro director, la apertura a las grandes ligas.

En EEUU empezó nuevas empresas con mayor financiamiento, todas ellas con la temática del terror y de la fantasía. Logró hacer películas tan maravillosas como El laberinto del fauno, una historia de ficción recreada en la Guerra Civil Española, muy reconocida por el monstruo devora niños y el coronel, personaje que no tiene nada que envidiarle a un monstruo deforme.

Películas taquilleras como Hell Boy, lo hicieron muy popular en los cines del mundo. Varios éxitos como la trilogía Nocturna y La Cumbre Escarlata, demostraron la maleabilidad del autor para acoplarse a cintas tan distintas, pero siempre en el mismo género.

La forma del agua

Su último éxito fue la película del 2017, La forma del agua, ganadora del Óscar a mejor película. Esta cinta mezcló de nuevo un tema histórico, la Guerra Fría, con un tema mitológico-ficcional, el monstruo marino. La creación hace pensar al cinéfilo que el verdadero monstruo no es el espécimen, sino los humanos.

En los últimos años, Guillermo del Toro ha profundizado su perspectiva sobre lo que es considerado terror en la sociedad. Sus películas abren la conciencia de que los monstruos más peligrosos son aquellos que pueden ser el príncipe azul en los cuentos de hadas.

Los seres que él ha creado, demuestran una vez más que lo físico no dice nada de un sujeto. Del Toro es considerado actualmente uno de los mejores directores de América.

Fuentes:

  1. Revista Algarabía, N° 174, 2019
  2. https://it.wikipedia.org/wiki/Guillermo_del_Toro

Imágenes: 1: publimetro.com.mx, 2: whatsontv.co.uk, 3: noticieros.televisa.com

Bibliografía ►
El pensante.com (septiembre 4, 2019). Guillermo del Toro: entre la fantasía y el terror. Recuperado de https://elpensante.com/guillermo-del-toro-entre-la-fantasia-y-el-terror/