¿Existen hormigas capaces de hacer cálculos de trigonometría?

Sin embargo, sus diminutos cerebros (que son varias órdenes de magnitud más pequeños que los nuestros) son capaces de realizar sorprendentes cálculos, incluyendo, para sorpresa de los investigadores, la capacidad de hacer aproximaciones trigonométricas.

Veamos:

Las hormigas del desierto

La generalidad de las hormigas usan marcadores químicos y/o figuras determinantes en el paisaje para ubicarse y volver a su nido luego de buscar comida. Esto es algo que realizan muchos animales y no resulta sorprendente: basta una capacidad de procesamiento relativamente baja para realizarlo.

Pero en el desierto no hay marcas claras en el paisaje para seguir, y las colinas y montículos de arena pueden cambiar por el viento. Ese mismo viento carga con facilidad las señales químicas y la superficie en la que se encuentran. Por esta razón las hormigas del desierto no pueden fiarse de los métodos que usan sus contrapartes de otros lugares del mundo.

¿Qué les queda entonces? Pues un método tan simple como obvio: contar pasos.

Contando pasos

Los científicos determinaron que las hormigas contaban sus pasos luego de realizar innumerables experimentos.

Primero las cubrieron con una caja, para ver si se guiaban con el sol. Tras unas horas las liberaron y esperaron que se perdieran, por lo que el sol había cambiado de posición, pero retornaron a su nido con precisión milimétrica.

Lo mismo ocurrió cuando les vendaron los ojos.

Luego las tomaron del punto donde habían encontrado comida y las llevaron a un punto diferente. Notaron que en lugar de regresar al nido tomaban el camino en dirección a donde quedaría el nido si no se hubiesen movido. Esto significaba que no tenían idea de la posición absoluta de este, sino únicamente de la posición relativa con respecto a la suya propia.

¿Y cómo calculaban la distancia? Simple: contando pasos.

La ruta de las hormigas va en la misma dirección en la que marcharon originalmente, pero en línea recta. Si se desplazan, caminan en esa dirección aunque ello las aleje de nido

Las hormigas que cuentan

Los científicos realizaron diversos experimentos con las hormigas para determinar el método que usaban para encontrar su ubicación. Les pusieron peso (para ver si usaban un “contador de energía”), las movían para distorsionar el tiempo que tardaban volviendo y por último… les pusieron zancos.

Y al ponerles zancos las hormigas se confundieron. En particular, si les ponían zancos cuando ya habían llegado al alimento, las hormigas calculaban mal la distancia al nido y terminaban por sobrepasarse. Así mismo, si les ponían zancos desde el comienzo no tenían problema, pues el número de pasos era el mismo.

Pero bueno, nada de esto habla de trigonometría. ¿Por qué, entonces, decimos que las hormigas pueden hacer cálculos?

Hormigas calculadoras

Resulta que cuando retornan al nido, las hormigas nunca toman la ruta que realizaron, sino que caminan en línea recta.

Esto significa que son capaces de computar una serie de vectores en su mente y calcular la suma de los mismos, una tarea que nosotros podemos hacer… con mucha paciencia (y una calculadora). Las hormigas lo hacen de manera intuitiva.

Esto es un verdadero misterio. ¿Cómo puede un cerebro tan pequeño tener la capacidad de procesar esta información y brindar resultados precisos? ¿Habrá un camino más rápido que la trigonometría para resolver estos problemas?

¿O será que un cerebro hiperespecializado es capaz de realizar estos cálculos complejos en un espacio así de pequeño?

No lo sabemos, ni es probable que lo sepamos, pero lo cierto es que hoy podemos hablar de cómo los científicos demostraron que una especie de hormigas es capaz de realizar cálculos trigonométricos en segundos.

Fuentes:

1. https://www.quora.com/Given-an-animal-with-many-offspring-e-g-a-duck-do-they-count-their-offspring-all-the-time-Does-that-mean-they-are-able-to-count-e-g-up-to-10/answer/Nathaniel-White-20
2. https://blogs.scientificamerican.com/thoughtful-animal/desert-ants-are-better-at-trigonometry-than-most-high-school-students/

Imágenes: blogs.scientificamerican.com