El misterio de los ataúdes móviles de Barbados

Cuando la familia llevó el cuerpo del Coronel Chase a la bóveda, notó algo extraño: el ataúd de la bebé se encontraba en una esquina en lo alto de un armario. Convencidos de que alguien había violado la seguridad de la bóveda, pusieron el ataúd en su lugar y cerraron con cuidado verificando que no quedara ningún medio para ingresar.

El misterio continúa

El asunto no terminó allí. Algunos años más tarde, en un nuevo funeral, la familia volvió a encontrarse con que ninguno de los ataúdes se encontraba en su lugar original. Los familiares comenzaron entonces a preocuparse, y sus trabajadores a intercambiar historia sobre sonidos horrendos y voces macabras que provenían del interior de la bóveda.

Tres años más tarde, en un nuevo velorio, la cripta se abrió solo para revelar que los ataúdes habían sido arrojados violentamente de un lado a otro de la habitación. En este momento el asunto ya pasó a mayores y el gobernador de la isla, Lord Combermere, decidió que tomaría medidas. Colocó un sello en la cripta una vez fue cerrada y arena en su interior para revelar las huellas de los profanadores.

La última apertura de la bóveda fue en 1820, y de nuevo se encontró el ataúd del coronel recargado contra la puerta y los demás en distintos lugares dentro del sitio. De manera sorprendente, la arena no presentaba ningún tipo de alteración, quien quiera que hubiese movido los ataúdes, parece que había levitado.

En esta última visita la familia decidió abandonar la bóveda y enterrar a sus familiares en el cementerio. Nunca más se volvió a saber nada de los secretos de aquella cripta.

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