Asesinos en serie: El poeta de Guerrero

Asesinos en serie: El poeta de Guerrero

Maltrato infantil

Algunos asesinos seriales tienen dentro de su corazón la semilla criminal, otros sufren fuertes traumas en su niñez que revelan odio y remordimiento ya cuando son adultos. La semejanza entre ambos es que terminan cometiendo crueles martirios, vergüenza para la humanidad.

El caso de hoy es el de José Luis Calva Zepeda. Un sensible poeta que ante la desesperación neurótica terminó haciendo su propio feminicidio. Según un análisis de criminalística, José Luis atravesó una tormentosa infancia.

Él nació en 1969 dentro de la Ciudad de México. Su padre murió de manera trágica cuando José estaba pequeño, quedando al cuidado de su violenta madre. Ella le pegaba e insultaba por cualquier problema, el niño tendría una infancia difícil.

Además, al cumplir los diez años fue violado, al parecer por una mujer. La misoginia creció en su cerebro y dedicó su vida a la escritura para sublimar la cólera de su infelicidad.

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Un matrimonio fallido

En su vida buscó muchas veces enfrentar esos terribles rencores. Lo primero fue casarse. Al inicio todo marchaba bien, ella era una buena esposa y le dio dos hijas, luego cambió, se volvió histérica e indiferente.

A los siete años de matrimonio José Luis dejó a su esposa y empezó a vivir la vida del bohemio. Buscó en la poesía una salida: más de 800 poemas escribió. Diez novelas y ocho obras de teatro. Nada pudo vender. Su poesía fue rechazada y buscó clientes en las parejas andantes de la ciudad.

Desafortunadamente la escritura de José estaba atravesada con la locura y el martirio. Las casas editoriales no querían publicar sobre crímenes sino sobre amor y él no sabía nada sobre eso. Tampoco la calidad era muy buena y nadie la apreciaba.

La depresión en la cual lo dejaba la soledad no lo paralizaba, lo obligaba a seguir escribiendo, a armar el rompecabezas que él pensaba que era la vida. Con el mal tiempo y la soledad dejó de reprimir su odio y dolor, para convertirse en un loco. Ahora nada de lo que escribía tenía sentido.

Asesinos en serie: El poeta de Guerrero

Sus escritos atravesaron por el pensamiento satánico. En su casa realizó un tenebroso altar con textos de antiguos rituales demoníacos. Sus textos empezaron a plasmar un comportamiento violento y sin un sentido sano.

El inicio de su vida criminal

La prensa roja, muy amplia en México, fue la primera en mostrar la locura de un presunto asesinato. La denuncia de la desaparición de Alejandra Galeana Garavito por su madre, había sido puesta una semana antes de que la policía le preguntara a su novio: José Luis Calva.

Llegaron a su casa dos detectives de la policía y la reacción del poeta fue correr y saltar del balcón. Unas cuadras más adelante, el poeta de la Guerrero fue atropellado por un taxi y posteriormente, detenido.

En la casa, la policía encontró el mencionado altar, lo que les obligó a buscar más pistas por todo el apartamento. Hallaron unos tacos de carne humana con unos limones para aderezar, unas ollas llenas de más carne humana y en el armario de la casa, los restos descompuestos de Alejandra Galeana.

El poeta era ahora un asesino caníbal. En las posteriores confesiones, José Luis Calva reveló que Alejandra no había sido la única víctima, existía otras siete que pasaron por una situación igual.

Él le contó a la prensa que luego de terminar con su esposa, conoció un hombre con el cual llevó una relación homosexual violenta. Fue una relación tóxica que le terminaría por aumentar el odio por sus parejas.

Luego trató de salir con una mujer llamada Verónica Consuelo, una mujer desaparecida que acabó muerta en el 2004. El poeta también reveló el asesinato de esta otra novia que había enamorado con fingidos versos de amor.

El cuerpo de esta mujer fue muy parecido al de la prostituta “Jarocha”, otra víctima del poeta asesino. Parece que estas mujeres con otras más, fueron cocinadas y consumidas por José. Él había llevado su locura al canibalismo y la policía tenía todas las pruebas  en la propia escena de crimen.

Los huesos de los brazos y piernas fueron encontrados en cajas de cereal, posiblemente luego de haberlos consumido. Las partes de cuerpo que no era posible consumir, las arrojaba en lugares desconocidos.

La policía terminó por imputarle cincuenta años de cárcel en el Reclusorio de Oriente. Él aceptó la pena sin buscar más entretiempos con abogados.

Asesinos en serie: El poeta de Guerrero

Durante su captura fue atropellado por un automóvil

Su esperado final

Al igual que sus macabras historias, José terminaría su vida pronto. Empezó a escribir dentro de su celda su última novela: “Caníbal, el poeta seductor”. La narración consistía en un asesino de mujeres que escribía poemas en las víctimas que seducía y luego compartía.

Luego de varias amenazas, José Luis terminó ahorcado sin saberse si fue asesinato o suicidio. Sólo su novia y madre dijeron  que el implicado había sido asesinado por complicidad de los policías. La verdad fue que su historia generó mucho odio en la Ciudad de México.

Fuentes:

  1. https://noticieros.televisa.com/especiales/el-canibal-guerrero-10-anos-su-muerte/
  2. https://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Luis_Calva_Zepeda
  3. https://criminalia.es/asesino/jose-luis-calva-zepeda/#Cronologia_El_Canibal_de_la_Guerrero

Imágenes: 1 y 3: criminalia.es, 2: notimerica.com

Bibliografía ►
El pensante.com (julio 30, 2018). Asesinos en serie: El poeta de Guerrero. Recuperado de https://elpensante.com/asesinos-en-serie-el-poeta-de-guerrero/